Competencia educativa, charters y concertados

Hace unos días Antonio Cabrales escribía una entrada en Nada es Gratis sobre los charter schools. Para los que no los conozcáis, son colegios parecidos a nuestros concertados: de gestión privada pero financiados con dinero público, de forma que no hay coste adicional de admisión para el estudiante o la familia.  La idea es que haya más libertad y competencia en el mercado educativo, lo cual, dice la teoría, debería mejorar la calidad de la enseñanza. Quizá por ello se ha convertido en una de las soluciones más populares para mejorar los resultados (el mismo Cabrales habla sobre el tema en su sección sobre educación primaria en esta serie de propuestas de FEDEA).

Yo personalmente soy un poco escéptico. En principio creo que hay dos funciones obvias que podrían cumplir los concertados/charters:

1. Incrementar la competencia y por lo tanto provocar una mejora en todo el sistema de escuelas. La idea es que los colegios públicos se verían obligados a ponerse las pilas y mejorar su calidad para evitar perder alumnos. Lo mismo ocurriría con los colegios privados y concertados.

2. Proporcionar más oportunidades para la innovación y creatividad. Al crear escuelas que no están sujetas a las reglas de la escuela pública se permite que los nuevos directores y profesores apliquen sus propias técnicas, que quizá sean más efectivas que las del resto. De esta manera se pueden identificar «buenas prácticas» y aplicarlas al resto de escuelas.

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